Hilo - 40% descuento



Un ratito de costura. Ufff que pereza!!! Por eso he aprovechado para hacer dos cosas a la vez: tomar el solito en el jardín de Zahara y coser. Al poner me a coser, mi mente se ha llenado de imágenes del pasado.
Las ganas que tenía de llegar a tercero de EGB. En ese curso todas las niñas del colegio hasta octavo nos reuníamos en la clase de tercero que era enorme a hacer punto de cruz las tardes de los viernes.

Lo recuerdo con mucho cariño. Aquellas tardes de invierno, las lluviosas y frías tardes de invierno. Todas sentadas pegadas a la pared con nuestras labores sobre las rodillas. Charlando de cosas de niñas y cosiendo la “muestra”. En la muestra tenías que hacer una línea del mismo tipo de punto: cruz sencilla, cruz doble, estrellas, rombos, vainica,…Bueno la vainica, me resulto imposible, así que… mi abuelita me lo hizo, pero aquello la señorita Milagrosa nunca lo supo. Hoy pienso que sí lo sabía, pero que miro para otro lado. Muchas de aquellas tarde mi padre me freía almendras para picotear mientras cosíamos. La señorita Mª Jesús al principio no le hizo gracia: “Manchas la labor!!!!”. Pero cuando probó las almendras creo que ella también quería que llegaran las tardes de los viernes para comerlas. Que ricas!!!!

Para acabar la muestra algunas tardaban tres años, dependiendo de su habilidad con la aguja, después ya podíamos pasar hacer lo que quisiéramos. Las menos arriesgadas hacían un Tuyyo, un pequeño mantelito para dos personas, dos servilletas. Y las que el punto de cruz les encantaba se arriesgaban con su primera mantelería. Por supuesto a ese grupo me uní yo, me gustaba tanto que a veces cuando salía del colegio iba cosiendo por la calle para terminar el objetivo que me había puesto ese día. Muchas noches mi madre me quitaba la mantelería de la cama porque me había quedado dormida con la aguja en la mano.

Supongo que mi gusto por la costura me venía en los genes. Mi madre miraba una prenda, por delante por detrás, por arriba y por debajo, y al día siguiente compraba tela y obraba magia. Las tijeras parecían dos dedos más de sus manos. “Costurera sin dedal, ni es costurera ni es ná.” Siempre decía esa frase cuando se ponía su dedal para coser. Otra costumbre que herede.

Así que esta tarde cosiendo me ha recordado aquellos cinco años que pase en el colegio cosiendo. En octavo decidieron que niños y niñas debían hacer la misma actividad, por aquello de la igualdad. Todos hicimos marquetería. A mí nadie me pregunto, si lo hubieran hecho la contestación: “Que me importa a mí la marquetería!!!! Odio la sierra, la segueta, el panel para hacer aviones!!!! En el futuro me tendré que coser un botón y quiero saber utilizar la aguja!!!!”. Así que la labor paso a ser algo sólo para casa y han sido muchos los años que el punto de cruz me ha acompañado.

Jersey hilo + lentejuelas.
Talla única
Antes 30 € Ahora  18 €

Jersey calado.
Talla única
Antes 18 € Ahora 10,80 €
Jersey hilo, mangas cortas.
Talla 38.
Antes 19 € Ahora 11,80 €

 Jersey hilo red
Talla única
Antes 17 € Ahora 10,20 €
Rebeca con encajes, pontela hacia delante o hacia atrás.
Talla única.
Antes 23 € Ahora 13,80 €


2 comentarios:

  1. Te sigo diciendo q deberías plantearte escribir un libro!! Leyendo el post me trasladado durante un rato a la clase de tercero... Me ha gustado mucho recordar esos viernes de costura

    ResponderEliminar
  2. Un día imprimo los post, los ordeno un poco y te regalo un libro sólo para ti!!!! Sabía que recordarías aquellos días. Inma los momento bonitos de mi vida los tengo grabados y me encanta recordarlos. Los "no tan buenos" también los recuerdos, pero esos se quedan para mí, después de todo cada momento vivido, me han hecho como soy.

    ResponderEliminar