Vestido complementado


Verano de 1985. Doce años recién cumplidos. Quizás mi mejor verano. O por lo menos uno de los mejores. Uno de los que siempre recordaré.

Pasábamos las vacaciones en Conil, una playa fantástica. En una urbanización con piscina, jardines,... maravillosa. Mis padres ese año alquilaron una planta baja. En un principio los cuatro solos pero a los pocos días llegarían mis abuelos y como siempre llegarían más a pasar como mínimo un par de días.

Al llegar todo estaba muy limpio pero mi madre como siempre bajaba del coche lo primero la botella de cinco litros de lejía. Hasta que no pasaba el algodón por cada rincón de la casa no entraba nadie!!! Cuando subió la persiana de su habitación descubrió que el edificio del solar de al lado había sido derruido. Cómo protestaría y se quejaría (olores, bichos indeseables, falta de ventilación,...) que el dueño le devolvió a mi padre integro el importe del alquiler. Eso sí, un día uno de agosto donde vas a buscar otro lugar que reuniese las condiciones de mi madre.

Lo encontraron en la urbanización de Roche, a pocos kilómetros de Conil. Una señora, el invierno anterior, había construido dos chalet en su parcela para sus hijos. Pero ese verano no iban a pasarlo allí, así que los alquilaba. Nosotros estrenamos uno de aquellos chalet. Recuerdo como si fuera hoy el olor a nuevo, y cómo mi madre nos pidió que quitáramos los precintos de las tapas de los baños. Todo nuevecito!!!!

5 dormitorios, 4 baños, una cocina gigantesca, un salón kilométrico y unos jardines fantásticos. La dueña era una señora madrileña estupenda que paso más de una noche con nosotros charlando en los jardines. A mi hermana y a mí nos contaba historia de Madrid que nos parecía un lugar muy lejano y lleno de cosas que nos eran desconocidas. Nos dio los carnets del club para que pudiéramos ir a la piscina. Aunque la cala privada de la urbanización era el sitio donde más nos gustaba ir. Nos prestó las bicicletas de sus nietos para que fuéramos de la casa al club a nuestro antojo. Nos trato estupendamente, Maybe.

Un día en el club hicieron una fiesta de disfraces para los niños. Así que las creativas manos de mi madre se pusieron en funcionamiento. De donde sacaría las telas???? Carolina iba vestida de los años 20 y yo de romana, que disfraces tan bonitos. Un collar de mi madre se adaptó para ser la tiara de mi hermana y una de sus pulseras mi brazalete sobre el codo. Tenía recursos para todo.

Mi tío Dioni con la Tita Conchi, y los peques Adrián y Jesús. Mi tía Mari, el tito Pedro y los tres niños, Sergio, Pedro y Silvia. Y los abuelos, que no podían faltar. Maravilloso, todos juntos!!!

Sólo una cosa mala recuerdo de aquel verano. Mi primo Pedro se cayó bajando a la cala, rodo por la cuesta y cuando se levantó uno de las piedrecitas se le había clavado en la frente. Vaya susto que nos dio el peque!!! Se quedó en eso un susto y un par de puntos.

No me importaría nada volver a los doce, y mira que era pava, para volver a vivir aquello 20 días geniales!!!!

Vestido de volantes.
Espalda lisa de algodón.
Talla única
Color: Beige, rosa, coral, blanco.
Antes 25 € Ahora 12 €

Collar étnico
Precio 12 €

Pulsera cascabel
Precio 4 €

Conjunto 3 piezas (collar y 2 pulseras)
OFERTA 15 €


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