Subes a la azotea de tu casa??? Si vives en un bloque de piso
quizás ni siquiera has subido. Hoy las azoteas han quedado relegadas al papel
de "tiendo las cosas grandes, mantas, colchas,... y se secan mejor",
de lo contrario un tendedero plegable o los extensibles en tu terraza te dan la
utilidad y no tienes que buscar las llaves de la azotea, que nunca están a
mano.
Ayer las azoteas eran una parte más de la
casa donde se subía a tender, a sentarse a tomar el fresco en las noches de
verano, se dejaba correr a los niños, se subía a tomar el sol, comilonas
familiares bajo el toldo y la goma conectada al grifo como sustituta de la
piscina, estaban llenas de plantas que cuidar y mimar.
Tres azoteas formaron parte de mi
infancia-adolescencia:
- La de casa de la abuela Encarna. Era preciosa, llena de tiestos de barros con sus geranios y plantas del dinero. El abuelo Antonio se entretenía mucho cuidando de ellas, supongo que le recordaba a su pueblo y a las tareas de campo que realizó en su juventud. Carolina y yo teníamos permiso para subir y jugar rodeadas de flores. Un día hicimos "comiditas" utilizando hojas de las plantas, flores, un caramelo triturado para dar dulzura,... nuestra muñeca se darían un banquete. Cuando nos llamaron para irnos a casa, nos dio pena tirar aquellos suculentos platos que habían tenido tanta elaboración, así que... Los guardamos en el armario que la abuela tenía en el la habitación de la azotea, con la ropa de fuera de temporada. Era el escondite perfecto nadie lo encontraría. Las hormigas si lo hicieron!!!!! Por aquellas "chivatas", al olor del caramelo acudieron, la azotea quedó prohibida sin presencia de un adulto.