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Rebajas: vestidos!!!

We Love Flamenco, un encuentro con la moda que ninguna sevillana se debería perder!!!! Ninguna sevillana, ninguna madrileña,... ninguna española ni extranjera. Los desfiles llegan al alma a todo el mundo. Un marco inigualable: Hotel Alfonso XIII, una organización perfecta: Go Event, de Laura Sánchez, y un ambientazo total!!!

La mañana del sábado la he pasado con un grupo de amigas viendo tres desfiles en We Love: Sevillanía de Pepe Fernández, Ángeles Verano y Taller de diseño. Preciosos trajes, coloridos, minuciosos detalles, mil y una cosa que comentar de cada uno. Aunque... siendo completamente sincera, ninguno de los vestidos de flamenca consiguió enamorarme del todo. Y mira que yo soy fácil de conquistar con la moda de mi tierra, no hay nada que me guste más que pasear por la Feria de Abril con mi traje y mi flor bien "plantá", pero... ninguno me volvió loca de amor!!!!

Las modelos de Go Events lo lucieron por el salón del Alfonso XII de lujo, pero ni por esas. A veces las tendencias del Prêt-à-porter, a la moda flamenca, no le sientan todo lo bien que se puede pensar. Para mí el vestido clásico de lunares, es el que más me gusta!!!! Con volantes de capote, con mangas largas y un buen escote. A partir de ahí... los que no llevan mangas me recuerdan más a las batas rocieras, por ejemplo. Los estampados recargados... pufff suelen cansar. Los vestidos canasteros, preciosos, no tienen el mismo "agé" que el que tiene volantes con movimiento. Como en todo, el libro de los gustos está en blanco y cada una ponemos nuestras preferencias en cómo ir vestidas de flamenca.

Y aunque no me vine con mi próximo traje de faralaes en la cabeza para la Feria de Abril, tengo que recomendar We Love al 100 %.  Felicitar como siempre a Laura Sánchez por lo bien que está organizado, ella es la cara de las muchas personas que hacen posible estos 6 días de luz y color. Maquilladoras, azafatas, relaciones públicas y sobre todo las chicas que visten a las modelos y le dan los últimos retoques. Estuvimos en el Backstage, el corazón de We Love, el buen rollo que se respiraba era altísimo. Pese a las muchas horas de trabajo y el esfuerzo porque todo salga perfecto, todas tienen una sonrisa gigante en los labios.

El pantalón también es para el verano (Parte II)

Programas de cocina como los de Carlos Arguiñano, Master chef,… han hecho que much@s nos haya salido la vena cocinilla y no hayamos liado el delantal a la cabeza para hacer platos más “currados”. Las tradicionales lentejas se han visto modificadas buscándole el punto chic para dejar de ser el guiso socorrido en casa. La sopa nunca tuvo más acompañantes. El horno ha pasado de elemento decorativo en la cocina a protagonista casi a diario.  Hasta los platos donde servimos nuestra comida día se ven “rediseñados”, redondo es sinónimo de clásico ahora el plato tiene forma rectangular más alto por un lado que por otro, acaba en punta. El color desaparece y la decoración de flores, fauna y demás, un plato blanco destaca el producto que se esté sirviendo en él.

Bueno los programas de cocina no sólo han contribuido al gusto por comer rico, con diseño y originalidad. Los restaurantes tan bien han contribuido a que se nos despierte el gusto sibarita por el buen comer.  La asistencia a rutas gastronómicas, ferias de tapas, concursos de talentos, las estrellas Michelin,… No está de moda abrir una lata de fabada para calentar en el microondas!!!!

Entonces… boom de cocinar por los restaurantes-bar que nos lo ponen por delante y por la televisión que te muestra lo fácil que es. El segundo punto tiene más peso, indiscutiblemente. Además me he fijado que la mayoría de nuestros chef-estrellas Michelin  son atractivos o muy simpáticos, por lo que nos encanta verlos en la tele.

Vestido plisado... ideal!!!!

Ya te he comentado alguna vez que otra que los tópicos-típicos no me gustan. Meter a muchas personas en el mismo saco... no lo veo. Cada una es diferente a otra y por tener el mismo lugar de nacimiento o el mismo signo zodiacal no significa que tengan cosas en común y si lo tienen sonó la flauta por casualidad.

Y las frases hechas sin sentido alguno, sólo porque no se sabe que decir tampoco me gustan. Y te pongo algunos ejemplos:

1. “Para una vez que hago algo...”
Qué casualidad, hombre!!! No será que antes no te pillaron??
2. “Ahora estoy ocupado, luego hablamos”
Una frase en la que puedo estar de acuerdo cuando se está realizando una tarea muy importante que no se puede aplazar. Pero son much@s los adictos a esta frase para retrasar un tema de conversación que no les interesa. No saben que la bola cuanto más ruede más grande se hace???
3. “Oye, mejor déjame hacerlo a mí solo”
Malo, malo, malo. Sobre todo cuando se intenta hacer una reparación en casa para no llamar al "manitas-profesional", al final el pequeño desperfecto se convierte en un gran desastre.
4. “Te enfadas por todo, era una bobada”
Una bobada más otra bobada son dos bobadas. Lo que para alguien no tiene importancia para otra persona la puede tener, así que una buena dosis de empatía para saber lo que puede molestar o no, lo que es una nimiedad o no.
6.  “Estoy cansado de tener siempre esta discusión”
Será por qué la primera vez que se trató el tema no se llegó a una solución??? Aquí volveríamos a la frase 2, aplazar el problema no significa que solucionará por arte de magia, verdad?

Plisado o no?


Plisado asociado al uniforme del colegio.

De primero a octavo: ocho años. Ocho años con esa falda gris plisada, blusa celeste y complementos en azul marino; rebeca, calcetines, zapatos, sin olvidar el lazo para la coleta. Ocho años vistiendo de lunes a viernes con la misma ropa. Ocho años, que son muchos días!!!

Cuando cumplí los once y entraba en sexto le dije a mi madre que me cambiara de colegio que no podía ir vestida igual todos los días. Viéndolo desde la perspectiva actual mi madre estaría encantada, el uniforme supone menos en gastos en ropa, en la economía familiar cualquier reducción de gastos es bienvenida. Pero aquella pataleta sería fuerte porque en aquel momento mi madre hizo pequeñas concesiones. Mis blusas ya no eran como las de los chicos, tenía el cuello sin acartonar, cuellos de chicas; algunas tenían hasta pequeños adornos. Mis leotardos dejaron de ser de algodón liso y empecé a utilizar medias de fantasía, azul marino, pero eran diferentes. Y mi falda se acortó unos centímetros!!!!!

El mismo día que acabé el colegio cogí las tres faldas, las cinco blusas, las medias, los calcetines y rebecas, lo metí en una bolsa y lo tiré al contenedor. A mí madre por poco se le salen los ojos de la cara al escuchar lo que había hecho. Me tendió las llaves de casa y me dijo: "Te vas al contenedor, lo coges y pones la lavadora con todo." Estaba tan contenta de deshacerme de mi uniforme que no pensé en mi hermana pequeña, y que a ella le quedaban dos años más de colegio.