Programas de cocina como los de Carlos Arguiñano, Master
chef,… han hecho que much@s nos haya salido la vena cocinilla y no hayamos
liado el delantal a la cabeza para hacer platos más “currados”. Las
tradicionales lentejas se han visto modificadas buscándole el punto chic para
dejar de ser el guiso socorrido en casa. La sopa nunca tuvo más acompañantes.
El horno ha pasado de elemento decorativo en la cocina a protagonista casi a
diario. Hasta los platos donde servimos nuestra comida día se ven
“rediseñados”, redondo es sinónimo de clásico ahora el plato tiene forma
rectangular más alto por un lado que por otro, acaba en punta. El color
desaparece y la decoración de flores, fauna y demás, un plato blanco destaca el
producto que se esté sirviendo en él.
Bueno los programas de cocina no sólo han contribuido al
gusto por comer rico, con diseño y originalidad. Los restaurantes tan bien han
contribuido a que se nos despierte el gusto sibarita por el buen comer.
La asistencia a rutas gastronómicas, ferias de tapas, concursos de talentos,
las estrellas Michelin,… No está de moda abrir una lata de fabada para calentar
en el microondas!!!!
Entonces… boom de cocinar por los restaurantes-bar que nos
lo ponen por delante y por la televisión que te muestra lo fácil que es. El
segundo punto tiene más peso, indiscutiblemente. Además me he fijado que la
mayoría de nuestros chef-estrellas Michelin son atractivos o muy simpáticos, por lo que
nos encanta verlos en la tele.