Más que un adorno para tu cuello

Mi móvil se está viendo saturado con WhatsApp del tipo: "Recordad que el 7 de enero a las 8 de la mañana hay que atrasar la báscula 5 Kg." o
"- Los días de Navidad los dedico a mi enriquecimiento y crecimiento personal. 
- ¿A engordar, no?
- Chi."
Nos puede salir la sonrisa en los labios y a más de uno le dará la risa tonta, pero cuánta razón tienen!!!!
Si las Navidades la dividimos en etapas, como la vuelta ciclista, acabamos de pasar la primera, Nochebuena-Navidad. Pero quedan otras dos: Nochevieja-Año Nuevo y Noche de reyes-Reyes. Vamos, que nos quedan dos etapas de montaña en la que comemos hasta llegar el punto de... desabrocharnos el botón del pantalón o peor aún, usar durante unos días prendas con cintura elástica para aguantar un poco más el tipo.
El día 24 por la noche, en casa de Isabel nos esperaba a la familia un festín, un banquete,... una lista de entrantes, aperitivos o tapitas, como prefieras llamar, larguísima antes de un primer plato al que no puedes decirle que no y los postres. En el almuerzo de Navidad en casa de Rocío, como marca la tradición se aprovecharon las sobras y por si esto no fuese suficiente, se le añadió una tacita de caldo, por lo bien que le sienta al estómago y una carrillera de escándalo.
Ambos días jugamos al "plato". No sabes cuál es ese juego??? Te lo explico y rápidamente lo reconocerás:
Alguien, muy amablemente, coge el plato de los langostinos y ofrece, mientras el plato da la vuelta a la mesa de mano en mano, alguien aprovecha para situar, en el hueco que ha quedado en la mesa, el plato del jamón que tenía en la mano hasta ese momento. El último que se sirve los langostinos no tiene sitio donde soltarlo!!! Pero en esos momentos observa, ojo avizor, que alguien levanta el plato de las anchoas, y rápidamente se deshace del plato que le impedía seguir con su cena. Ahora el plato de anchoas es el que no tiene sitio y el ultimo en servirse es el que tiene que esperar a que surja un nuevo hueco!!!! Si en tu familia ocurre... comparto contigo mi truco: se la primera en coger el plato y en pasarlo, nadie se niega a una gran sonrisa y a que digas: "Prueba la falda rellena esta exquisita!!!"

Vestido + 5 € = 2 Vestidos

El día que nació mi segundo hijo, se sabía que sería ese día desde dos semanas antes, es lo que tiene de positivo las cesáreas programadas, lo apuntas en tu agenda y listo. Lo negativo, a medida que se aproxima la fecha los nervios van "in crescendo". No es lo mismo ir a la aventura de lo desconocido que saber lo que te aguarda.
A las 8 de la mañana tenía que estar en la clínica para que me asignaran la habitación. Así que a las 7 mi marido llevaba a nuestro hijo mayor a casa de su madrina. Ainssss que despedida más dura y más amarga la de una madre de su hijo (no soy melodramática, todavía hoy lo recuerdo y me emociono). Mami iba a recoger a su ansiado hermanito pero en mi mente yo iba a trincheras a enfrentarme a una cruenta batalla. Miedo, mucho, no por mí, tenía miedo por mis niños. Por el que cumpliría en pocos meses cuatro años y por él que deseaba conocer. 
En la habitación estuve casi tres horas esperando a que vinieran los enfermeros a darme el paseíto en camilla, con dirección a quirófanos. Después de los saludos a mi tocóloga, a las enfermeras y al anestesista, comentar cuánto llovía ese día, comentar lo blanco que era todo, hacer el cuestionario de 200 preguntas que me habían surgido en el trayecto habitación-quirófano; el anestesista me preguntó:
- Noelia, tu charlas así normalmente??? O estás un pelín nerviosa??
- Soy muy charlatana, lo confieso. Pero los nervios me dan por hablar, más!!!
- Te voy a dar un relajante suavecito, para que te tranquilices, creo que será lo más interesante. Porque sino tu tocóloga no se va a concentrar en la operación con tanta pregunta.
Un "relajante suavecito", combinado con mi cerrada de labios, intuí cierta guasa por parte del doctor y con no haber dormido en toda la noche... resultado "fritita" o "cuajadita". No recuerdo nada de nada hasta que una enfermera desde lo que me pareció muy lejos decía: "Noelia, Noelia,.." Al abrir los ojos vi la sonrisa de la enfermera y un bebé vestido de blanco, pijamita, gorrito y manoplas. Con una carita sonrosada y unos mofletes muy gorditos!!!!

Divinas locuras!!!!

Cuando cumplí los 18 años les pedí a mis padres que me llevaran al Bingo. Ya tenía la mayoría de edad!!! Ellos algunos sábados después de cenar echaban unas partiditas. Mi madre cuando llegaba a casa me decía "Hoy he cantado Línea" o "La semana que viene nos vamos de compra con el dinero del Bingo". Así que... quería probar!!! Esa era una razón, la otra era que me encantaba salir con mis padres. Me lo pasaba genial.

El verano del 1991, verano de mis 18, después de una buena cena y después de mucho insistir, con la sonrisa cómplice de mi madre como respaldo, mi padre accedió. A él no le hacía mucha gracia, creo que la binguera era mi madre, jajaja.

En la puerta del bingo tuve con mi padre la siguiente conversación:
-Noelia, toma 5.000 pesetas. Ese dinero es para jugar los tres, cuando se acabe nos levantamos y nos vamos. Sin decir "otra más" ni "papi, la última" ni "presiento que la próxima es la mía". Nos vamos y punto.
Ante mi cara de "Por qué???" Me contestó:
- Todo en la vida en su justa medida y si te pasas se convierte en un vicio. Así pasa con la bebida, con el tabaco o con el juego. Aceptas o no??
- Acepto.
Se pensaría mi padre que me convertiría en binguera profesional???

Cuando entramos me sentí mayor. Miraba a las mesas intentando identificar a los jugadores profesionales, como en las pelis, o a los adictos al juego como los llamaba mi padre. Creo que llevaba la boca abierta y miraba con descaro, por eso mi madre me dio un codazo en las costillas.

Una vez sentados, nos trajeron los primeros cartones, comenzó el ritual. Mamá saco de su cartera una estampita de su cristo y la puso justo debajo del cartón. Papá en cada lateral del cartón escribió: Antoñita, Caro y Noelia, sus chicas. Cinco partidas, más no duró el dinero. Cuando tocaban las doce campanas en el reloj... ahhh ese es otro cuento. Cuando se acabaron las 5.000 pesetas nos levantamos sin mediar palabra. En la puerta del Bingo, respirando de nuevo el aire de la calle, le dije a mi padre:
- Papi, no me ha gustado. Prefiero el Bingo de la Feria que es más divertido. Aquí no parecía que estábamos jugando parecía un velatorio, todo el mundo tan serio y en silencio!!!

Preparada para el frío??? Ahora sí!!!

Siempre he dicho que la inteligencia ayuda en los estudios, mucho!!!, pero la fuerza de voluntad es más importante. Si una persona es inteligente pero tiene la "flojera" en grado superlativo... no hace nada. Sin embargo cualquier persona con ganas, interés y fuerza de voluntad, se proponga lo que se proponga, lo puede conseguir.

Eso me ocurrió a mí en mi época de estudiante, bueno supongo que esa máxima sigue estando actualmente en mi vida. Pero mientras estudiaba BUP, COU y el Técnico en informática me lo repetía muchísimo. Además otra cosa que tenía era orgullo de mi esfuerzo, me encantaba que mis profesores me felicitaran por mis exámenes o trabajos.
Esa la parte buena, la parte mala era que estaba metida en un círculo de clases, estudios y charlar 40 minutos por teléfono cada día con mi novio, ya que no lo podía ver porque mi planificación de las horas estaba muy controlada, por mí!!! Siendo sincera al círculo le añadiría dos elementos más. Por un lado el chocolate, lo que me daba energía, sobre todo el chocolate con menta que me pirra. El cual en una piel adolescente hacía estragos, acné. De ahí el otro elemento: el espejo, donde pasaba mis buenos ratitos pellizcándome la cara!!!!! Un error garrafal, que en un rostro de 17 años parece una tontería pero que con los años se van pagando las consecuencias. Mis nervios, mi hiperactividad tenía que salir. Tantas horas sentadas... más tiempo pegada al espejo, pellizquito tras pellizquito. Mi madre, siempre de decía: "Higiene, mucha higiene y nada de tocarte!!! El acné juvenil también tiene las hormonas revolucionadas, cuanto más lo toques más virulento se vuelve!!" Pero, nadie aprende por palabras ajenas.

Ahora me arrepiento, pero la lección la aprendí. Nunca me llevo las manos a la cara a no ser que lleven una brocha para maquillarme o un algodón para desmaquillarme.
Ana, la esteticista que me ayuda con el cuidado de la piel me habló de un nuevo tratamiento de ácidos combinados, para pieles como la mía, con manchitas y con alguna marca. Analizo los pros y los contras: