Camiseta original con pañuelo

"Niña, baja a la tienda de Maruchi y que te dé pan rallado que me acabo de dar cuenta que no tengo." Todos teníamos en nuestro barrio una tienda que quizás tuviese un nombre pero la conocíamos por el nombre de la dueña: Maruchi, Mely, Choni,... algún nombre en diminutivo para sentirla como más cercana, casi llegaba a ser parte de la familia. Teníamos tanta confianza con ella que nos decía: "Dile a tu madre que baje ya a pagar que se me está acabando el folio de apuntar!!!" y a tu madre no le sentaba mal, porque un acuerdo no firmado era que allí no se pagaba hasta que te pedían el dinero. Así era antes. Hoy en día no sales de la línea de caja sin abonar tu compra antes, y junto con tu ticket te dan: un descuento para tu próxima compra, vales descuentos para productos en promoción, un vale de regalo de 6 litros de leche si vas a comprar el sábado,… el folio te lo llevas tú.

Cuando habrían una nueva tienda en el barrio mientras todos nos aprendíamos el nombre de la dueña se llamaba "la tienda de la esquina" o la "tienda de abajo", todo lo que no fuera llamarla por el nombre que ponía en el cartel: Horno-panificadora Santa Mª de los Ángeles. Se tardaba más en decir el nombre completo que llegar, entrar y comprar.
En estas tiendas se respiraba un aire distinto por dos motivos:
  • Te sentías a gusto con tus vecinas comentando lo bonito que era el bebé recién nacido de la chica del quinto, la brecha en la cabeza que se había hecho el diablillo de la del tercero, como la que no quería la cosa alguien comentaban "el vecino del primero no viaja mucho últimamente?", ese ambiente se respiraba, un ambiente de entrañable cuchicheo de vecinas interesadas por el bienestar de su comunidad.
  • Olor a papel de estraza donde envolvían el cuarto de queso o el trozo de jamón para el puchero. Olor a chorizos colgados en la pared, traídos directamente del pueblo del primo del cuñado de la dueña. Olores a madera de los muebles. Olor a ultramarinos. Cierra corriendo los ojos y nota como ese olor llega a ti.

Vestido plisado... ideal!!!!

Ya te he comentado alguna vez que otra que los tópicos-típicos no me gustan. Meter a muchas personas en el mismo saco... no lo veo. Cada una es diferente a otra y por tener el mismo lugar de nacimiento o el mismo signo zodiacal no significa que tengan cosas en común y si lo tienen sonó la flauta por casualidad.

Y las frases hechas sin sentido alguno, sólo porque no se sabe que decir tampoco me gustan. Y te pongo algunos ejemplos:

1. “Para una vez que hago algo...”
Qué casualidad, hombre!!! No será que antes no te pillaron??
2. “Ahora estoy ocupado, luego hablamos”
Una frase en la que puedo estar de acuerdo cuando se está realizando una tarea muy importante que no se puede aplazar. Pero son much@s los adictos a esta frase para retrasar un tema de conversación que no les interesa. No saben que la bola cuanto más ruede más grande se hace???
3. “Oye, mejor déjame hacerlo a mí solo”
Malo, malo, malo. Sobre todo cuando se intenta hacer una reparación en casa para no llamar al "manitas-profesional", al final el pequeño desperfecto se convierte en un gran desastre.
4. “Te enfadas por todo, era una bobada”
Una bobada más otra bobada son dos bobadas. Lo que para alguien no tiene importancia para otra persona la puede tener, así que una buena dosis de empatía para saber lo que puede molestar o no, lo que es una nimiedad o no.
6.  “Estoy cansado de tener siempre esta discusión”
Será por qué la primera vez que se trató el tema no se llegó a una solución??? Aquí volveríamos a la frase 2, aplazar el problema no significa que solucionará por arte de magia, verdad?

Estampado floral

Cuál es el primer recuerdo que tengo de Inma???

Quizás sean las fotografías las que han dejado de ellas las imágenes que tengo en mi mente. Aquella niña tímida y callada de pelo lacio negro que siempre tenía un sí en sus labios junto con una sonrisa. Mª del Mar era nuestra líder de grupo, Elena se revelaba, si había dos opciones yo solía posicionarme  pero Inma siempre aceptaba el resultado final sin protestar. 

Recuero cuando Julia Otero puso de moda el flequillo de punta. Inma siguió la tendencia, a escondidas en el baño recortaba su flequillo. Y ante la pregunta de su madre: "Te has vuelto a cortar el flequillo, otra vez??? Un no con cabeza agachada era toda su respuesta.

Compartimos muchas meriendas juntas en los años de colegio. Muchas risas y alguna que otra lágrima, pero aquellos años fueron maravillosos.

El verano del 88 sus padres nos invitaron a Mª del Mar y a mí a Jerez de los Caballeros. Lo pasamos genial aquellos días en el pueblo. Hoy después de "algunos" añitos, cuando huelo la laca Nelly vuelo hasta el baño que aquella casa. Tres niñas, que jugaban a ser mujercitas, cardándose el pelo para pasear. Recuerdo beber por primera y última vez sangría, supe desde aquel instante que el vino nunca me gustaría. Recuerdo el parque de Jerez, la discoteca al aire libre y un bar que en su terraza las vistas eran espectaculares. Pero lo que más se me grabó de aquellos días era ver a Loli, la madre de Inma, cerrar la puerta cuando llegábamos por la noche. Comprobar que las tres estábamos sanas y salvas, nos acompañaba a la cocina y decía: "Comed un poco, la leche esta tibia lista para servirla." Ummmm aquellas perrunillas exquisitas, creo que mi adición al dulce comenzó con aquellas bandejas que nos esperaban por la noche. 

Inma y yo al salir del colegio seguimos caminos separados. Pero las dos sabíamos que sólo había que presentarse en casa de la otra o coger el teléfono para estar juntas. Me encanta que sea mi muy mejor amiga desde siempre. 

Elegancia con tu pantalón pata de elefante

Nunca tuve la necesidad de "cocinar" primero mi madre y después mi padre se encargaron de alimentarme. Cocer una pasta o ayudar a la abuela a freír rosquillas no lo consideraba como arte culinario, y sinceramente, tampoco es que me llamase mucho la atención. Con 26 años, recién casada, sólo tenía un pequeño recetario en un blog de notas. Recetas que escribí dictadas por mi suegra, se suponía que con aquellas notas alimentaría a su hijo.

El primer guiso de lentejas que hice acabo directamente en el cubo de la basura, las lentejas flotaban en un agüita sucia. El segundo guiso siguió el mismo camino, esa vez puse menos agua y se quemaron. Así que estuve un tiempo, grande, sin comerlas, la rechace de mi menú por no dejarse cocinar. La carne con tomate unas veces salía durilla y otras veces demasiado blanda. Hubo momentos en los que pensé que mi familia se alimentaria de latas de fabadas y de comida precocinada. Menos mal que la paciencia y la cabezonería no me abandonaron, sino hoy te podría dar un listado de comidas “calentar y listo”.

Sí, puedes pensar que era una muy mala cocinera ya que hacer un guiso de lentejas no tiene complicación ninguna, hoy lo veo como lo más sencillo del mundo pero antes... era una pesadilla. Después de 15 años de probar en la cocina no puedo decir que sea una gran Chef, pero me defiendo. Un punto a mi favor es el interés que pongo y sobre todo cariño para que me salga bien; creo que para cocinar es indispensable y hay cosas tan lógicas que sólo es pensar un poquito.
Pensar y utilizar la lógica. Por eso hay cosas que me llaman tanto la atención:
  • Hacer una tortilla de patatas con patatas de paquete??? Cuando lo escuche tuve que aguantar la risa para que la chica que lo estaba diciendo no se enfadara. Me pregunto dónde habría comido una tortilla que crujiera.
  • Si no quieres que el aceite te salpique freír con aceite tibio. Eso más bien es cocer, no??? A esas personas le recomendaría un traje ignífugo, jijiji.