Blusas que marcan la diferencia


En estos días los niños de sexto de primaria del colegio de mis hijos se han ido de viaje de fin de curso. Que pequeños, con 11 y 12 años. Está generación va adelantada en varios años con respecto a la anterior, siempre lo digo. Ellos se ven súper mayores para viajar solos, aunque para mí no dejen se ser unos niñ@s. Lo que no cambia, generación tras generación, es la preocupación de las madres durante los días que están fuera de casa.

Hablando con una de las mamás de esos niños nos hemos puesto a recordar nuestro viaje de fin de curso, a ninguna de las dos no nos importaría repetir la experiencia. Aunque si le pregúntense a Don Daniel y a Don Jacinto, los profes que acompañaron a mi clase en el viaje seguro que no querrían repetir.

Mi viaje tuvo dos partes. La primera Granada, tres días. Casi todos por primera vez salíamos solos de casa, la primera vez que veíamos la nieve en Sierra Nevada, la primera vez que íbamos a la discoteca,... muchas primeras veces que hicieron que las emociones nos superaran. La segunda parte del viaje era Torremolinos, para ir al Tivoli World y a la playa, otros dos días.

Mi grupito: Mª del Mar, Inma, Elena, Eva, Pilar, Reyes y yo, estrenando mi permanente con unos rizos tan pequeños que parecía un caniche, pero era la moda y me veía monísima. Niñas de 13 años con cuerpo de mujer. En el Tivoli no nos dejaron montarnos en el Tiovivo porque el cartel ponía muy clarito: "Para menores de 14 años." Por más que decíamos que teníamos 13 no nos creían.

Plisado o no?


Plisado asociado al uniforme del colegio.

De primero a octavo: ocho años. Ocho años con esa falda gris plisada, blusa celeste y complementos en azul marino; rebeca, calcetines, zapatos, sin olvidar el lazo para la coleta. Ocho años vistiendo de lunes a viernes con la misma ropa. Ocho años, que son muchos días!!!

Cuando cumplí los once y entraba en sexto le dije a mi madre que me cambiara de colegio que no podía ir vestida igual todos los días. Viéndolo desde la perspectiva actual mi madre estaría encantada, el uniforme supone menos en gastos en ropa, en la economía familiar cualquier reducción de gastos es bienvenida. Pero aquella pataleta sería fuerte porque en aquel momento mi madre hizo pequeñas concesiones. Mis blusas ya no eran como las de los chicos, tenía el cuello sin acartonar, cuellos de chicas; algunas tenían hasta pequeños adornos. Mis leotardos dejaron de ser de algodón liso y empecé a utilizar medias de fantasía, azul marino, pero eran diferentes. Y mi falda se acortó unos centímetros!!!!!

El mismo día que acabé el colegio cogí las tres faldas, las cinco blusas, las medias, los calcetines y rebecas, lo metí en una bolsa y lo tiré al contenedor. A mí madre por poco se le salen los ojos de la cara al escuchar lo que había hecho. Me tendió las llaves de casa y me dijo: "Te vas al contenedor, lo coges y pones la lavadora con todo." Estaba tan contenta de deshacerme de mi uniforme que no pensé en mi hermana pequeña, y que a ella le quedaban dos años más de colegio. 

Caprichos para que disfrutes!!!!

Cenas temprano. Recojes la cocina y miras el reloj: "Sólo las diez, hoy veo la tele tranquilita. Juuuuu!!!" Te pones a ver una película, pero a verla de verdad, sin pensar en el almuerzo del día siguiente, ni en el trabajo, ni..., en nada. Sólo disfrutas de la película.

Al ratito te pasa un pensamiento por la cabeza: "Me comería... un trozo de tarta de chocolate rellena de plátano de la pastelería Alemana de Matalascañas!!!" Que pena que Matalascañas esté a una hora de casa y que cuando llegue va a estar cerrada. Un capricho imposible de conseguir.

Entonces te levantas del sofá, vas a la despensa a coger lo primero que pillas que tenga chocolate, aunque sea la última galleta de un paquete olvidado detrás del azúcar. Algo que tenga glucosa, algo que te quite el mono de chocolate.

En el concierto de Malú del pasado día 16, para presentar su actuación con Miguel Poveda hablaba de esto, caprichos a deshora. Y de los caprichos que se pueden hacer realidad. Dice una frase que alguna vez he podido decir: "Aquí mi capricho y aquí yo, a disfrutarlo!!!" Para ella su capricho era actuar con Miguel Poveda, ha tenido la suerte de conseguirlo y de disfrutarlo.

Vestido largo!!!!


Cuando veo a las quinceañeras, esperar en la puerta del hotel donde está concentrado un equipo de fútbol, horas y horas, sólo para ver pasar a los jugadores, ponerse a gritar y a llorar,... no lo entiendo.

Esperar a la salida de la Plaza de toros, para gritarle “Oles” al torero de moda, a pleno sol, con unos 40 grados, sin una poquita de sombra. No lo entiendo.

En las últimas noticias del telediario hablan sobre el gran concierto que da un cantante. Hablan del escenario de luz y color. Hablan de los países que ha visitado ya y otra lista igual de extensa de las futuras citas. Por último se van a la cola para entrar al concierto. Allí están las chicas con sus hermanas mayores e incluso las madres, "las superfans", y dicen que son las primera porque han pasado la noche entera allí. No lo entiendo.

Enterarse la chica que el cantante de los posters de su habitación sale en avión un día en concreto y pasarse todas las horas de ese día en el aeropuerto para verlo pasar. O pasear con el perro como la que no quiere la cosa por donde vive el portero de su equipo para que le firme la camiseta. Otra cosa que no entiendo.