Recuerdo cuando Internet se asomaba tímidamente a nuestras
vidas. Velocidad máxima 128 Kb o los más afortunados 256 Kb. Abrías una página,
te levantabas revisabas el correo, el que había dejado el cartero, atendías
tres o cuatro llamadas de teléfono y cuando volvías a tu mesa, sonreías al
tener la página ya disponible para navegar.
Antes cuando ver una
película online era impensable y existían los Videos Club porque era la única
manera de ver cine en casa, alquilando tu película. Recuerdo llevar en la
cartera 4 carnet de los vídeos clubs de alrededor de casa. Según el camino que
tomaba después del trabajo me paraba en uno o en otro para coger el último
estreno.
Estando un día en uno de ellos me encontré con un antiguo
compañero de instituto. Nos pusimos hablar y me quede alucinada cuando sacó su móvil
tamaño ladrillo para anotar mi teléfono para organizar una quedada de antiguos
compis. Cuando le dije que no tenía móvil y que no tenía pensamiento de tenerlo
me miro súper extrañado, le dije: "Estoy en casa o en la oficina, localizada
todo el rato. Los móviles son para personas que se muevan mucho, viajen,
comerciales,..." Que inocente!!!! Al poco tiempo me compre mi primer
ladrillo, que diga mi primer móvil. Y hace 3 móviles que perdí la cuenta de
cuantos he tenido hasta ahora. Los siguientes si recuerdo que los quería pequeños,
que no me pesaran en el bolso, era mi único requisito a la hora de comprarlo. Y
como las modas vuelven, para el actual pedí el más grande de la tienda, un
ladrillo pero plano.
A lo que no me he acostumbrado es hablar con el adaptador de
manos libres por la calle. Quede traumatizada la primera vez que vi uno. Lo que
no me pase a mí. Iba andando por la calle Tetuán a las 8 de la mañana. El
barrendero y yo, nadie más. Al pasar por la calle Rioja se puso detrás de mí un
chico y de pronto lo escucho decir: "Gracias por invitarme anoche a tu
casa. Tu casa es fantástica. Que buena mano tienes con la cocina. Eres
estupenda." Y como la inocente que hay en mí es muy educada me volví y
dije: "Perdona, no nos conocemos, te confundes de chica. Y por favor no me sigas." El chico me miro muy serio,
me señalo el aparatito puesto en su oreja y dijo a la chica que lo escuchaba:
"Hoy alguien no ha desayunado fibra." En ese momento la expresión
"Tierra trágame", se quedó corta; si hubiera podido me hubiese
volatilizado.