No es de extrañar durante el periodo estival ver en los
titulares del Telediario imágenes de la Cruz Roja ayudando a desembarcar a los
subsaharianos que han cruzado el estrecho. Es algo muy triste, observar como
vienen hacinados en tan poco espacio, movidos por la esperanza de una vida
mejor en Europa. Me dan pena ver a los hombres y a las mujeres, pero a los
niños,... no lo soporto.
Sé que en Cuba también se montan en embarcaciones precarias
los "balseros" para llegar a Miami, huyendo de pobreza en busca de
otro modo de vida no tan gris. Otro país, otra raza, otra cultura,... pero
situaciones muy parecidas.
Siempre he pensado que las pateras, los inmigrantes ilegales
africanos, entraban siempre por el estrecho. Pero a Italia también llegan
pateras, a las costas Sicilianas. Este verano 2014 ha sido especialmente
intenso en el paso de un continente a otro de estas personas; condiciones
meteorológicas favorables, corrientes beneficiosas,... o más
"estafadores" que cobran mucho dinero a los que quieren cruzan los
pocos kilómetros que les separan de la tierra prometida.
Una realidad de este mundo en el que vivimos que me parece
irreal pero que sí lo es y mucho. Así que me encantó la idea que ha tenido un
matrimonio italiano, para aportar su granito de arena para mejorar esta
situación.