El curso 86-87 sería el mejor de mi etapa de EGB: era mi último
curso en primaria!!! Después pasaría al INSTITUTO, y lo escribo con mayúscula
porque para mí era subir un escalón en mi vida, ser "mayor". Dos
pensamientos, mirados desde la distancia, que me parecen una niñería. Ni octavo
tenía porque ser el mejor de mis cursos de EGB ni al pasar al instituto sería
mayor, pero... la inocencia es una cualidad tan dulce que hay que tardar en
perderla, y aquellos pensamientos a mis 13 años me hacen esbozar una sonrisa.
Pues nada, aquel
otoño que todo tenía que ser favorable comenzó muy pronto a torcerse. Me diagnosticaron
escoliosis, desviación de espalda severa. Por lo visto, el "estirón"
lo había hecho demasiado rápido y mi columna vertebral se resentía.
Tratamiento: dos meses de rehabilitación en el hospital de la Macarena, me
enseñarían a realizar unos ejercicios para fortalecer mi espalda y corregir mi
postura. El horario de 8:30 a 9:30, a mi madre le pareció una pesadilla, primero,
lo lejos que estaba el hospital de casa y segundo por perder las clases. Lo
segundo se solucionó rápido ayudada por mi tutora, la clase que me perdiese
sería reforzada con más deberes para casa. Y lo primero, lo solucionó mi
maravilloso abuelo, él me acompañaría todos los días.
Recuerdo el primer
día que asistí a mi rehabilitación. Todos los niños teníamos la misma edad,
todos íbamos con cara de sueño a enfrentarnos al "coronel " como llamábamos
a nuestro fisioterapeuta. Daba órdenes a diestro y siniestro poniéndonos
derechos como velas, insistiendo en el esfuerzo que teníamos que poner en
realizar nuestros ejercicios, e instándonos a repetirlos en casa por la noche.
Una pesadilla!!! Al salir de aquella primera sesión un chico un año mayor que
yo pero muchísimo más alto, me dijo: "No te asustes, es gritón pero muy
buena gente. Llevo aquí dos años y es un tío muy guay, cuanto más caña te de
eso significa que más cariño te tiene y quiere que consigas curarte."
Sólo puede sonreír
por respuesta, confiando que sus palabras fueran ciertas. Aunque mi sonría duro
poco, este chico al abrirse la sudadera llevara una escayola que rodeándole
todo el cuerpo, le ayuda a mantener la postura. Qué miedo!!! Acabaría yo con
corsé???? "Con la escayola apretada a mi cuerpo ya sí que no me crecerá el
pecho!!!" Inocente e ilusa de mí, que pensamiento tan egoísta tuve.