Liquidación: blusas

Me encanta ir a mi clase de yoga los lunes a las 8:30 de la mañana. No hay mejor manera de comenzar la mañana.

Los primeros minutos de la clase, si hay hecho yoga lo sabrás, son para tomar conciencia de tu respiración de tu cuerpo. Ser-estar ahora, en el presente. Olvidando las cosas que se han hecho antes de clase, olvidándose de lo que hay que hacer después de clase. 

La monitora nos dice que es normal que nuestra mente vuele a los problemas, a la rutina del día a día. Pero que esos pensamientos los tenemos que transformar en agua, crear un río y observar como fluyen como la corriente los arrastra para dejar limpia nuestra mente. Esa voz suave, relaja hasta la última célula de tu cuerpo.

En la segunda parte de la clase realizamos las asanas, posturas del yoga: guerrero, perro cabeza abajo, perro cabeza arriba, silla, cobra,... miles de las que no recuerdo el nombre. Vas pasando de una asana a otra y tu cuerpo baila como mecido por las olas. Estiras todos los músculos, siente cada parte de tu cuerpo despertar, se despereza como si hubiese dormido una noche de muchas horas seguidas.
Para terminar la clase la parte de meditación-relajación. Esther siempre nos cuenta una leyenda. Yo comparto contigo esta que me parece muy bonita:

Liquidación temporada: camisetas.

TODO EN LIQUIDACIÓN!!!!

Vídeo de la propuesta... Aquí



Body azul eléctrico.
Talla S
Antes: 14 €
Ahora: 6 €







Top punto con cadena.
Talla S
Antes: 14 €
Ahora: 6 €

























Camiseta básica mangas cortas.
Talla única.
Color: rosa y verde aguamarina.
Antes: 9 €
Ahora: 6 €






Camiseta volantes en verde caza.
Talla única
Antes: 14 €
Ahora: 9 €




Camiseta rayada en lentejuelas.
Talla única
Antes: 12 €
Ahora: 8 €



Camiseta bicicleta brillo.
Talla única
Antes: 10 €
Ahora: 6 €





Conjunto camiseta flamencos y chaleco hilo.
Talla única
Antes: 21 €
Ahora: 12 €






Camiseta pluma brillo.
Talla única
Antes: 15 €
Ahora: 10 €

Liquidación: 2 x 1!!!!

Continúo...
Pues nada, pasó la procesión y los padres de Mª del Mar, nos pusieron en marcha dirección a la parada del autobús, destino a casita; acababa el día.
En cuanto me puse de pie... sentí que algo había cambiado. Las blondas de encaje ya no estaban tan "pegadas" a mi piel. Di tres paso y noté perfectamente como la seda de las media se deslizaban por mis piernas.
Me paré, levante mi falda lo suficiente para comprobar que el tiempo que había permanecido descansando los pies había hecho que las medias cediesen y se me caían!!!! Desde Plaza del Duque hasta la Puerta Jerez, hice penitencia como los nazarenos que había estado viendo durante todo el día. Arrastraba los pies, caminaba despacito, no doblaba las rodillas, pero.... caían, no oponían ninguna resistencia a la fuerza de la gravedad.
No cierro los ojos y veo las cara de Inma y de Mª del Mar, estaba demasiado preocupada por las dichas medias de seda, que hacía una hora me parecían una maravilla. Y aunque no recuerdo esas caras, seguro que las dos se estarían riendo a mandíbula batiente!!!! Segurísimo, porque las conozco desde que tenía tres años!!!!
Casi llegando al autobús descubrí que cogiendo a la falda un buen pellizco podía apresar las medias a la vez y así evitaba que deslizaran hasta mis tobillos. Parecía una noble de la edad media, preparándose para realizar una reverencia ante la reina; llevaba la cabeza pegada al pecho controlando en todo momento que la sujeción se llevara a cabo.
Montada ya en el autobús, mis medias se calmaron y me puse a charlar con mis amigas.
- Qué deseo habéis pedido a la estatua del entierro de Colón -me pregunto Mª del Mar.
- Yo no lo cuento, que no se cumple- contesto Inma.
- A mí mejor que ni se me conceda!!!!!- fue mi respuesta, seguida de mil preguntas por parte de mis amigas. Así que....
- He pedido cruzarme con el hombre de mi vida!!!!
Ataque de risa.
- Y he visto a José Antonio!!!!!

Día y noche desde Zahara

Y llegó el primer jueves Santo en el que "las madres" no dejaban ir solas al centro de Sevilla para ver a las hermandades en su procesión. Inma, Mª Del Mar y yo, estamos muy ilusionadas. Como no teníamos, ni edad, ni pareja para ir vestidas de mantilla apostamos por nuestras "galas" más arregladitas, teníamos que ir glamurosas y sobre todo parecer que no teníamos los 13 años que marcaban nuestros relojes biológicos. Lo de salir "solas" era en apariencia. Cuando nos bajásemos del autobús teníamos que pasar para que mi padre nos viese, primer punto de control. La cena también teníamos que estar con mi padre. Y a partir de las 10 estábamos con los padres de Mª del Mar. Así que un "solas" con restricciones, pero eso no nos quitaba las ganas de pasarlo bien.
No recuerdo que llevaban mis dos amigas, sí recuerdo perfectamente lo que yo elegí. Un vestido de tafetán color borgoña, una creación de mi madre que yo llevaba con el mismo orgullo como si un diseñador de París lo hubiese confeccionado. El cuerpo de la tela lisa de ese rojo apagado, escote palabra de honor. Combinado con una falda rayada borgoña y plomo. La torerita también era de rayas. Una divinidad!!!!
A la hora de salir de casa mis pantys de cristal intentaron estropearme el día!!!! Un agujerito que amenazaba en convertirse en toda una carrera. Licenciada o diplomada no podía salir de casa de esa guisa. Otro inconveniente, mi madre no tenía en casa otros pantys de repuesto para cambiar los rotos. Así que subí corriendo a casa de mi vecina Mª Luisa. La agregada del consulado portugués en Sevilla, tenía total predilección por aquella niña preadolescente que le parloteaba incansablemente. Pero,... no tenía pantys que prestarme. Pero viendo como mis ojos iban a empezar a chispear para seguir con lluvia torrencial sacó de un cajón unas medias de seda con encaje de blonda que había comprado en su último viaje a Roma, una de esas escapaditas con las que ella se homenajeaba. 
- Toma, es un regalo. Con ellas te sentirás especial. Nunca podrás olvidar tus primeras medias de seda con encaje.