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Cómoda en pantalón o falda

Siéntate en un banco, da igual su ubicación. Ya puede estar en una calle en pleno centro de la ciudad, en una plaza preciosa, en el parque rodeado de árboles, en un centro comercial, en la estación trenes,… da igual. Y ahora observa a la gente de tu alrededor. No camina, corre!!!! La vida los empuja de un lado para otro. No te parecen autómatas dirigidos por el reloj, por una agenda electrónica, por su jefe, por… da igual cualquier cosa los hace presos de las obligaciones. Y si después de esos “compromisos“ parasen y se sentaran en el banco junto a ti. Pero no, tras un deber, viene otro, y después otro.

Sé lo que estás pensando: “Yo no estaría sentad@ en el banco. Yo tengo muchas cosas que hacer.” Pues lo mismo que yo, exactamente lo mismo. Tampoco estaría sentada en el banco soy prisionera de mi agenda, de mis tareas autoimpuestas. Párate a pensar. Respira. Piensa. Sólo han pasado 3 segundos en los que no haces nada y el caos no ha llegado.

Desde pequeños nos han enseñado a mantenernos ocupados, a realizar tarea tras tarea. Incluso estar sentado viendo la tele tiene un tiempo en nuestro planning diario: “Cenar, acostar a los niños, preparar la ropa para el día siguiente,… ver la tele y a dormir.”

Todas las labores que realizas diariamente son imprescindibles para que tu vida tenga sentido??? Todas??? Haz una lista de ellas ordenada, no alfabéticamente, por importancia, observa las tres últimas. Qué pasaría si el papel donde están apuntadas, se partiese separando esas tres. Ummmm… tiempo para sentarte en el banco. Respira. El mundo sigue girando y sólo tú te has dado cuenta que hay tres cosas que vas a dejar de hacer.
Otra opción si no quieres sentarte en el banco: tomate tu tiempo para ducharte, tienes más tiempo para comer sentada y masticar no engullir, maquíllate despacio no aplicándote los coloretes de dos brochazos, vístete despacio para que la imagen que refleje el espejo te vuelva a conquistar, no te vistas sólo combinando colores, camina despacio!!!! Respira. El planeta tierra sigue estando en el sistema solar.

Lunares

Cuando era pequeña mis cumpleaños, al comienzo de verano, eran la excusa perfecta para reunir a todos mis primos, todos más pequeños que yo, en casa de la abuela. Una tarta helada y todos a mí alrededor cantándome el “cumple feliz”. Me encanta ver el álbum de foto para recordar aquellos cumples. El año que cumplí 13 años mi madre me consistió un deseo, al ser mi último año en el colegio. Una fiesta en la cafetería de mi padre donde podría invitar a mis compañeros de clase. Aquello fue algo “excepcional”. Una fiesta en un bar??? Donde junto a la familia estuvieran amigos??? Hoy, es algo de lo más normal: parque de bolas, cafeterías con tartas maravillosas de fondant con el personaje favorito del niño, el isla mágica, en… miles de sitio. Incluso me atrevo a decir que entre los invitados, poca familia y muchísimos amigos.
Si tienes hijos pequeños seguramente que has escuchado más de una vez comentarios como estos:
“Ahora los cumpleaños se celebran por todo lo alto. No sé qué pasará cuando el niño haga la Primera Comunión????!!!”
“Los cumpleaños de antes eran para la familia, tíos, primos y abuelos, quizás algún vecinito. Pero ahora… toda la clase, los compis del fútbol y los del inglés. Un mínimo de 50 niños!!!”
“Cada mes tengo 3 cumpleaños de los amigos de mis hijos!!!! Es un extras todos los meses destinado a los regalos.”
“Me echo a temblar cada vez que tengo que ir a un cumpleaños con mi hijo a un macro sitio de esos de bolas en el que se celebran 8 cumpleaños a la vez. Cuando llego a casa llevo en la cabeza la tamborrada de Valladolid!!!”
“Mi hijo ha llegado a casa en algún ocasión triste porque no lo han invitado al cumple de algún compañero de clase. Para mí… supone un alivio!!!”
No voy a decir que algunos de estos comentarios no los he afirmado, y en algún caso esas palabras han salido de mis propios labios. Pero… dejando aparte el gasto, las molestias y demás, no merece la pena por ver esas caras de felicidad!!!!
Bueno, bueno,… sé que con esta última frase he abierto otra polémica: “Dónde tiene el límite el TODO POR MI HIJO???” Pues sí abierta queda la puerta a las mil y una opiniones que genera la nueva situación “cumpleañera”.