Cuenta la leyenda que un ilustre científico inventó una
máquina que creaba copias exactas del ser humano. El científico no cabía en sí
de gozo, pensando en lo famoso que llegaría a ser, en lo que conocido que sería
su nombre a nivel mundial.
Pero todo en la vida tiene su cara y su cruz. No todo son
mieles. Escuchó rumores que pronto el Ángel de la muerte se presentaría ante
él, para llevárselo. Su incredulidad fue mayúscula, ya que todos sus éxitos
terrenales no llegarían a buen término.
Así que con su ingeniosa máquina hizo doce copias de sí
mismo, pensando que con aquel ardid conseguiría evitar su destino.
La noche en la que la parca se presentó ante él, se quedó
perpleja al contemplar que el hombre que tenía que acompañarlo estaba rodeado
por 12 seres exactos. Cual de aquellos 13 hombres debería llevarse??? Uno a uno
les fue preguntando: "Eres tú??" Y obtuvo trece respuestas exactas:
"No". Ante la duda el Ángel de la muerte se retiró.
El científico satisfecho de su astucia e inteligencia se felicitó!!!!
Había conseguido esquivar a la muerte, había logrado cambiar su destino. Ahora
todas sus ideas de fama y renombre se harían realidad.
Qué triste equivocación. Nadie consigue salir victorioso de
su cita con el Ángel de la muerte. Una vez fijado su objetivo siempre acababa consiguiéndolo.
Ideo un plan para presentarse de nuevo ante el científico y sus copias.
A la siguiente noche, con voz grave y rotunda dijo: "Es
usted muy listo señor, casi ha conseguido engañarme con sus copias perfectas. Pero
debo decirle que no son exactas. Tienen una pequeña tara, casi imperceptibles
por el ojo humano, pero no para mis ojos. Qué lástima tanto trabajo... al final
no consiguió su propósito de perfección absoluta!!!"
Entre los trece hombre que tenía delante uno se revolvió en
su sitio y gritó a pleno pulmón: "Mentiraaaaa!!!!! Mis copias son
perfectas. No tienen fallo alguno. Son exactamente iguales a mí!!!"
"Te equivocas. No tienen tu soberbia, ni tu ego!!! Y
ahora... si haces el favor de acompañarme...."