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Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— E... encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés.
Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.
¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:

Unos pañuelos diferentes

Vale, vale,… admitido queda es un lio llamar al pañuelo de toda la vida: pashmina, echarpe, foulard, manterola,… Un nuevo vocabulario ha nacido y la moda con sus tendencias tienen la culpa.
Hoy quedará claro de una vez por todas que nos ponemos al cuello. Hay que hablar con propiedad y siempre con mucho estilo.
  • Fular: Del francés foulard, seda o tela ligera de forma cuadrada y por lo general con dibujos estampados, que se lleva anudado y alrededor del cuello o sobre la cabeza. En España lo utilizamos generalmente para referirnos a pañuelos alargados y rectangulares más que a los cuadrados.
  • Echarpe: Complemento de forma estrecha y larga. Es más menos ancho que el fular y se suele colocar extendido y apoyado sobre los hombros con los extremos cayendo por delante, aunque también se puede anudar al cuello. Si el material es grueso, puede servir como prenda de abrigo, y si no, como mero adorno.
  • Chal: Paño de seda o lana, generalmente mucho más largo que ancho, que puesto en los hombros sirve a las mujeres como abrigo o adorno. Se diferencia del fular porque sus dimensiones son mayores y puede tener formas redondeadas o hexagonales.
  • Pashmina: Aunque es un tipo de tejido de lana de cachemir, el término se utiliza para referirse a los textiles fabricados con ella o mezclados con seda u otras fibras artificiales como la viscosa.
  • Pañuelo: Trozo de tela, por lo general cuadrado y mayor que el de bolsillo, usado para abrigarse o como accesorio en la indumentaria femenina y masculina.
  • Bufanda: Pieza de tela que se lleva alrededor del cuello, hombros, y a veces la cabeza, sobre todo para abrigarse, pero también como adorno. Es normalmente larga y estrecha, puede ser lisa o con diseños, ligera o gruesa, de punto, tejido, de ganchillo o fieltro y de una amplia variedad de tipos de fibra.
  • Manterola: Trozo de lana cuadrada que desde hace pocos años está en súper tendencia. De cuadros, camuflaje, rayada o combinada, hace que los crudos inviernos se vuelvan suaves.


Y ahora… cada una le seguirá llamando a su manera. Esos sí, nunca la llames “toquillas” que esas las usaban las abuelas de pelo blanco recogido en un roete, jijiji.

Un look especial: mirada a las fiestas.

Las fiestas de diciembre: Navidades, Fin de año, almuerzos de empresas, cenas de amigos,... Ufff, todos nos echamos a temblar. Y alguna vez has dicho: "No me gustan estas fiestas!!!!". Y si no los has dicho lo habrás escuchado muchas veces.

Pero... aunque no gusten todos nos metemos de cabeza en ellas. Por los niños, por la familia, por los amigos o por los compis de trabajo. siempre tiran de nosotros para que las disfrutemos. Y si hay que ir... SE VA!!!! Y se disfrutan. Y se sienten. Y se viven. Y no te olvides de vestirlas con tus mejores galas y brillos.

Para todos tus eventos del próximo diciembre... Unas propuestas irrepetibles e inigualables. Muchas lentejuelas, mucho brillo, mucho glamour!!!! Recuerda que tú eres única!!!

Vídeo de la propuesta... Aquí.

Falda de cuero, lentejuelas y tachuelas.
Talla S M L
Precio: 42 €

Un look especial: mirada a las fiestas.

Eterna piel de antes o Tendencia metalizada???

"No me digas que no tienes tiempo, dime que tus prioridades son otras"

Ochenta años, con sus 12 meses, cada uno con sus 30 días, casi todos, con 86.400 segundos cada uno de esos días... 2.488.320.000, más de dos BILLONES de segundos de media en la vida de una persona, o más... o menos.
Toda una vida!!!
  • Para caminar.
  • Para conocer.
  • Para aprender.
  • Para reír y llorar.
Segundos que hay que aprovechar al máximo, saborear pausadamente porque cada uno de ellos es único e irrepetible. Sin embargo nos llevamos la vida deseando más, inconformistas por naturaleza.
  • Siendo los más pequeños del cole queremos ser los mayores del cole, lo más guay.
  • Siendo los mayores del cole queremos pasar al instituto, ellos sí que son guay.
  • Estando en el insti queremos ser los chic@s de bachiller, ya pueden sacarse el carnet de conducir.
  • Los de bachiller creen que lo fabuloso está en la Universidad, encaminado su futuro con una carrera universitaria que les hará ricos. Ricos???
  • Universitarios... cansados de estudiar deseosos de trabajar y ganar dinero. Ricos???
  • Los treintañeros mileuristas deseando ser cuarentañeros para verse asentados en la vida.
  • Los cuarentañeros deseando acabar de pagar la hipoteca. Deseando que los niños sean mayores, para poder volver a disfrutar de las cosas que no se pueden hacer con los peques.