Una noche oscura, la luna nueva y las nubes cubrían el cielo.
Noche lluviosa, llevaba horas sin parar de llover. Noche cerrada, que no
invitaba a pasear bajo ningún concepto.
Ella tenía tomada
la decisión de salir, era el día en que todo se acabaría sabiendo, nada ni
nadie la iba hacerla cambiar de idea.
Observándola puedes
ver a una chica atractiva, sus ojos siempre devuelven determinación y ese gesto
de levantar la cejas tan suyo, lo reafirma. En estos días lleva su larga melena
de color rojo, peinada con ondas y su vestido estrecho negro marcando su torneada figura, su imagen evoca a
Rita Hayworth.
Solo si la conoces
bien puedes observar que algo la turba, tres miradas rápidas a su reloj, en
un plazo tan corto de tiempo que la aguja de los minutos no se ha movido.
Por fin, coge la
gabardina que reposaba sobre el sofá, se la pone despacio. Miedo a salir por la
lluvia??? Miedo a llegar a estar delante de él?? No, ella ya tomó el camino de
su destino hace mucho tiempo.
Ahora el paraguas
es rescatado del rincón donde la esperaba. Su mano blanca, de largos dedos, con
uñas pintadas del mismo color de su pelo se aferra a él, con exquisita lentitud.
Mientras sus ojos siguen las gotas de lluvia que resbalan por los cristales de la ventana.
Se vuelve a
mirarme. Mirada de hielo, media sonrisa forzada y un gesto de despedida antes
de abrir la puerta para salir a caminar bajo la lluvia. No puedo evitarlo y voy
a mirar por la ventana, a seguirla con los ojos aunque más me valdría seguirla
corriendo. Lo que veo, podría estar sacado de una novela de misterio de los 50.
Una chica alta vestida de negro, zapatos negros de tacones tan altos,
impensables para cualquiera que fuese a caminar bajo la lluvia, pero no para ella. Con
medias de cristal negras muy finas, con una costura que recorre su pantorrilla, que asciende hasta perderse bajo su falda, sé que continua por sus muslos.
Paraguas negro, que la cubre por completo. Aunque da la sensación que es la
lluvia la que se aparta de ella para que camine como un ángel por aquella calle
empedrada, o mejor decir como un demonio.