Soy de
la opinión de que todo libro merece ser leído, no sólo por respeto a la persona
que dedicó su tiempo a crear una historia, también porque de todo libro se
puede aprender cosas, leer frases que te hagan pensar y sobre todo tu imaginación
vuela.
Esto no quiere decir que hay libros que si a las diez primeras
páginas no han conseguido que mis cinco sentido queden hipnotizados por sus
palabras, son relegados a la lista “no me transmiten”. Lo siento, pero si mi
mente no se activa y sólo veo palabras… para qué perder el tiempo.
Este verano he leído la trilogía del Baztan: misterio, asesinato, descripción del paisaje,
historia familiar,… Muchos puntos a su favor que han conseguido que los tres
libros duren poco en mis manos.
También he leído libros de Megan Maxwell y de Elisabeth Benavet.
Libros de lectura muy fácil, que con sus trescientas página sólo están en la
cabecera de mi mesilla de noche un par de días, máximo.
Estos libros para mí son las nuevas novelas de Corín Tellado que
leía mi madre. Aunque le han agregado un nuevo ingrediente: el sexo. En los
60-70 era un tema “tabú” pero en nuestra sociedad actual “casi” tenemos la
mente abierta a muchos aspectos.
De pequeña me encantaban mis libros de princesa. Donde siempre
había final feliz y donde el príncipe tenía un magnífico castillo. En el
castillo siempre había un gran balcón mirando a la laguna cristalina, donde el
Sr. Azul podía asomarse para que una suave brisa le removiera su perfecto
cabello y en sus ojos se reflejara el agua. Todo de color de rosa. Estoy segura
que no sólo yo, como mi imaginación súper desarrollada, soñaba con su príncipe,
muchas niñas de mi generación cuando un chico guapo llegaba al insti con su
moto, siempre veía al príncipe en su caballo.