Los viernes por la tarde normalmente mamá y yo nos íbamos a pasear por el
centro de Sevilla. Merienda con papá y después nos lanzamos en busca de algo
maravilloso y original de moda. Era nuestro tiempo compartido de charlas madre
e hija. Había una pequeña tienda en la calle Rosario, en la que todo era de
punto de algodón; faldas, camisetas, chaquetas, pantalones,..., nos encantaba
ir allí. Una vez compramos una falda "para las dos", esas eran las
palabras que yo utilizaba para darle el empujoncito a mi madre si dudaba de la
nueva adquisición. Era larga de capa en topo, la cintura ancha e iba acompañada
de una fular largo para liarlo alrededor de la cadera en tono chocolate.
Una tarde cuando iba a salir y no sabía que ponerme cogí la falda, y con el
fular me hice un top. Lo puse en mi espalda, lo cruce sobre el pecho y lo anude
en mi nuca. Al despedirme de mamá...
- Qué llevas puesto?
- Mira mami, he reinventado mi estilismo. El fular ahora es un top.
- A eso llamas top???? A ese trocito de tela que no te tapa nada!!! Quítate
eso para salir.
- Porque???
- Las señoritas decentes no salen a la calle enseñando la barriga, ni con
la espalda descubierta!!!!
- Pero mamá!!!! Esto es moda!!!
- Noelia, te lo quitas y punto. No me repiques.
- Mamá repicar lo hacen las campanas. Las personas replicamos. Como se nota
que no fuiste al colegio.
- Mira niña!!!! Si no fui al colegio no fue porque no quería. Tenía que
trabajar éramos muchos en casa. Además no te consiento que me faltes el respeto.
Ahora ya no sales, ni aunque te cambies de ropa. Punto y final.