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Cada casa es un mundo y cada persona un universo. Eso es lo divertido de la vida, que todos somos diferentes. No tenemos un chip de programación que nos haga pensar de la misma manera o actuar de modo sincronizado.

Ni que decir tiene que nuestra "dieta mediterránea" se caracteriza por ser una de las gastronomías más reconocidas en otros países. No obstante, también han llegado a nuestras mesas "otro" tipo de comida, quizás no sea tan saludable o quizás no tan rica, pero al fin y al cabo... comible. Y volvemos a las palabras con la que empezaba este texto, como cada cual es cada cual, el libro de los gustos está en blanco. Lo que a algunos nos les horroriza a otros les encanta.

El otro día terminé de realizar mi 1 km de carreras por las calles del supermercado. Por fin me dirigía hacía la línea de caja con la satisfacción del deber cumplido: no olvidar nada de lo que la despensa y el frigorífico me reclamaban. Aparque mi carro justo detrás del de chico, que ya estaba colocando los productos de su cesta en la cinta, todos en filita esperando su turno para ser pasados por el escáner: 5 brick de gazpacho, 3 lasaña precocinadas, 4 latas de fabada asturiana, 6 paquetes de salchichas y un número incontable de sobres de sopas y pasta, de esas que sólo tienes que esperar que el agua hierva para echar el contenido y remover durante 6 minutos.

No lo puedo evitar, como mi cara no se puede estar quieta, reflejando lo que pasa por mi mente, el chico me mira y dice:

Complementos Boho

 No quiero correr, 
Lo saben mis zapatos. 
No quiero pedir, 
Lo saben los ingratos. 

Quiero que aparezcas, 
Quiero verte cerca, 
Quiero merendarte al sol. 

Quiero pelear, 
Lo saben los cobardes. 
Quiero celebrar, 
Lo saben los que arden. 

No quiero olvidarme, 
No quiero escaparme, 
No quiero pensar que fue un delirio. 

Yo, te quiero matar, 
Y no lo sabe nadie, 
No lo sabe nadie. 
Te quiero matar de amor, 
Y no lo sabe nadie, nadie, 
Nadie puede imaginárselo. 

No quiero volar, 
Lo saben mis amigos. 
No quiero bailar, 
Lo saben los testigos. 

Quiero que me abras, 
Quiero tus palabras, 
Y quiero que lo quieras hoy. 

Quiero hacerte sentir, 
Lo saben estas manos. 
Quiero repartir, 
Lo saben los humanos. 

No quiero perderte, 
No quiero soñarte, 
No quiero escribirte más historias. 

Yo, te quiero matar, 
Y no lo sabe nadie, 
No lo sabe nadie. 
Te quiero matar de amor, 
Y no lo sabe nadie, nadie, 
Nadie puede imaginarselo. 

Look para el verano

Un día un sabio maestro recibió la visita de un joven que se dirigió a él para pedirle consejo:
— Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro sin mirarlo, le dijo:
— Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: — si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
— Encantado, maestro— titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

—Bien— asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y al dárselo al muchacho, agregó:
— Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes, quienes lo miraban con algún interés. Pero les bastaba el escuchar el precio del anillo; cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y solo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta. ¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda. Triste, subió a su caballo y volvió a donde el maestro se encontraba:
— Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

Camisetas: encaje y metalizadas.

A veces tener un trabajo, que te de la alegría de ver incrementado el saldo de tu cuenta corriente, es de por sí ya un logro, en los tiempo que corren. Sí ya es un trabajo que te gusta desempeñar... un chollazo!!! Y sí le agregamos tener unos compañeros maravillosos con los que te llevas genial... te ha tocado la lotería!!!!
No sería la primera vez, ni la última, que escuche que alguien deja su trabajo porque con el jefe o los compañeros mantiene una lucha encarnizada. Levantarse cada mañana para estar 8 horas en un sitio donde te encuentras a disgusto tiene que ser duro.
Pues nada, si no tienes un trabajo que te guste, o si no tienes los compis ideales, aquí te dejo algunas sugerencias de trabajos muy bien remunerados de los que hay mucha demanda en el mercado laboral. Si estás atrapado en un túnel sin salida lo mejor que uno puede hacer es "reinventarte". Son trabajos "diferentes", puede que alguno de ellos sea tu verdadera vocación!!!!
  • Sexador de pollos. Los pollos machos para la cazuela. Los pollos hembras a poner huevos. Hay un japonés que tiene el récord de 2.000 pollos sexados en una hora. Todo es coger un pelín de práctica!!!!
  • Limpiadores verticales: cristales, fachadas,... Junto con el sueldo el trabajador recibe un seguro de vida. Uffff, que mal rollito me da. Eso sí, no me negarás que es un trabajo con "buenas vistas", aire puro, bronceado todo el año,... hay que buscar la parte positiva.
  • Probador de alimentos. Si tu metabolismo es de esos caníbales que lo destruyen todo, el trabajo ideal. No  es recomendado para las personas de estómago delicado. Lo bueno, suelen tapar los ojos para que el sentido del gusto sea el que prime. Así que: "ojos que no ven... no provocan vómitos."
  • Vendedor de perritos calientes. Ubicación ideal en la puerta de una discoteca. Cuando salen todos con el estómago vacío y mucho alcohol en vena. No hay nada como un buen perrito para renovar el ánimo. Yo soy más de churros con chocolate, pero... esta nueva generación es más de salchichas. 
  • Caddie. Tendrá demanda pero un trabajo un poco soso, no? Siempre detrás de un señor esperando que te pida el palo. Eso sí, aire limpio se respira mientras se hace ejercicio caminando de un lado a otro. También hay que tener en cuenta que te tienen que gustar los pantalones de cuadros inglés.