Propuestas donde elegir

Ante mi inminente viaje en avión hacia Barcelona, no puedo dejar de pensar en mis anteriores viajes, llego a la conclusión que soy Mr. Bean en versión chica y a la española.

  • Viaje a Milán. Cuando bajé del avión de los nervios, era mi primer viaje en dicho transporte, tenía que ir al baño urgentemente. Por la rampa de acceso al aeropuerto desde el avión iba corriendo sorteando a los pasajeros que habían salido antes que yo. A mis espaldas sólo escuchaba: "Ay", "Upsss", "Ainssss",... interjecciones sucesivas que no sabían que significaban, después mi recién estrenado marido me explicó que mi bolso fue golpeando a todo el que adelantaba en mi carrera hacia el baño. Mi mente sólo pensaba en... "hacer pipí". Qué pensarían los Carabinieri, al verme correr por Malpensa?? Droga, quizás??? Una terrorista??? Algo malo seguro. Porque al salir del baño dos pastores alemanes, alentados por dos policías se pusieron a olfatearme de pies a cabeza. Mientras esto ocurría con las manos levantadas,  solo decía: "Pipí, pipí!!". Hoy después de tantos años la escena me hace reír pero en aquellos momentos estuve a punto de llorar.
  • Viaje a Republica Dominicana. Una vez y ya no más. Casi 10 horas de vuelo!!! No sabes de que postura ponerte, no sabes que hacer durante tantas horas. Al final del aburrimiento acabe dormida sobre la pasajera de mi derecha. Una chica a la que no conocía de nada. Cuando desperté y vi una melena larguísima sobre mi hombro, ya intuí que algo no iba bien. Me disculpe varias veces y ella muy amable le quito importancia. Lo único que pude hacer fue ofrecerle mi hombro para que echara una cabezadita. Cuando coincidimos en el mismo hotel, también nos reíamos de los lindo.

Dos vestidos dos estilos

18 de octubre de 2006. Ese día me examinaba del práctico del carnet de conducir. Aquella mañana tenía mi última clase práctica y por la tarde, a las cinco, mi cita con el inspector de tráfico que se encargaría de dictar sentencia.
Mª José fue mi instructora de la autoescuela. Seria, profesional y paciente, muy paciente. No sólo tenía que enseñarme a conducir sino a quitar de mi mente la idea "conducir difícil y aburrido". Acostumbrada a ser copiloto o pasajera, recorrer trayectos mirando por la ventanilla para admirar lo que veía, dormir si estaba cansada o incluso leer para acelerar el tiempo del viaje. Sinceramente no le veía ninguna ventaja al añadir una nueva tarjetita a mi cartera.
Aquella mañana de octubre se levantó nubosa, amenazaba lluvia:
-Y si llueve??? Todas mis prácticas han sido entre septiembre y octubre, no sé ni donde se pone el limpiaparabrisas!!!!
- Mira, está aquí. Además no te preocupes. Durante 15 años que llevo dando clases ninguno de mis alumnos se ha examinado mientras llovía.
Parece una tontería, pero aquellas palabras me tranquilizaron. No iba a ser yo la primera, verdad???
A la media hora de llevar el coche por las calles de Sevilla, los zapatos me comenzaron a molestar. Sólo a mí se me ocurría cambiar mis sandalias por unos zapatos cerrados, pero mi estilismo de entretiempo para ese día no permitía pies descubiertos.

Lentejuelas por doquier!!!

Sale mi hijo mayor del colegio y me dice: "Mamá después de hacer los deberes te voy a enseñar un juego nuevo que me han explicado en clase. Se llama Charlie, Charlie." Al ver mi cara de "no tengo ni idea", me lo explicó:
"En un folio se hace una cruz dividiéndolo en cuatro partes iguales. En dos partes en diagonal se pone Yes y en las otras dos No, que queden opuestos. Se pone un lápiz en la línea vertical y otro lápiz sobre este. Te haces un pequeño corte en la mano para que tu sangre caiga sobre el papel. Y después llamas a Charlie, dos veces. Y a partir de ahí realizas pregunta y el espíritu de Charlie te contesta."

Tienes la boca abierta??? Seguro que sí!!! A mí me llegaba al suelo.  Tuve que respirar tres veces muy despacio, si lo hubiera hecho tan rápido como me latía el corazón hubiese hiperventilado!!!! Cerrar los ojos y abrirlos para comprobar que no era un sueño. También tuve que sujetarme el brazo derecho con la mano izquierda, porque el siguiente impulso que tuve fue darle un "capón" al niño de once años que se cree muy mayor.

Porque todos los niñ@s tenemos que pasar por la etapa de hacer la tontería de la Guija, de convocar espíritus y demás??? Sí, pasamos todos, bueno seguro que alguno inteligente habrá que tenga suficiente personalidad para reírse de quien le propone convocar espíritus, verdad??? 

Blusassssss

El otro día en la panadería una niña de unos 13 años le pedía algo a su madre con insistencia.
"Porfi, déjame ir!!! Me porto bien y llego a la hora que tú me digas!! O mejor, tú me recoges." La madre mientras tanto seguía con la mirada al frente esperando su turno. La chica parecía un disco rayado, una y otra vez repetía lo mismo.
Todos los que aguardábamos nuestro turno mirábamos a un lado u a otro, intentando que la madre no se sintiera más incómoda todavía con la situación. Como madre, sé lo pesado que se pone un niño cuando tiene fijado un objetivo, su técnica de convicción: el agotamiento mental, que se produce más rápido si el progenitor se ve rodeado por desconocidos. Cuando claudica, lo que realmente quiere es liarse a gritarle al niño que es un "pesao", pero el qué dirán es motivo de freso a sus deseos. Así que con sonrisa fingida se mantiene el tipo lo mejor que se puede.
"Mama, por favor, no salgo en dos semanas."
Puedo asegurarte que no era mi intención estar tan pendiente de madre e hija, pero era imposible. Y ciertamente ya mi curiosidad quería verse satisfecha al enterarme de donde exactamente quería ir la niña.
"Mamá todos van a ir al estreno de Poltergeist."
En milésimas de segundo deje de estar en 2015 y viaje a 1986. Si esos momentos hubiesen pertenecido a una película, la imagen se hubiese difuminado para hacerle notar al espectador que lo que iba a ver a continuación eran los pensamientos del protagonista, en este caso los míos.
Me vi con mi madre:
- Mamá, toda la clase de 8º de EGB, va a ver el estreno de Poltergeist II. Quiero ir!!!!
- Pero si tú no ves películas de miedo, si dices que no te gustan porque te hacen pasar un mal rato.